Si quieres un poco de mí,
me deberías esperar.
Y caminar a paso lento,
muy lento...
Y poco a poco olvidar,
el tiempo y su velocidad
frenar el ritmo, ir muy lento, más lento.
Ser delicado y esperar,
dame tiempo para darte
todo lo que tengo…
Si quieres un poco de mí,
dame paciencia y verás
será mejor que andar corriendo,
levantar vuelo...
Y poco a poco olvidar,
el tiempo y su velocidad
frenar el ritmo, ir muy lento,
cada vez mñas lento.
Ser delicado y esperar,
dame tiempo para darte
todo lo que tengo…
Si me hablas de amor
si suavizas mi vida
no estaré mas tiempo
sin saber que siento.
Ser delicado y esperar,
dame tiempo para darte
todo lo que tengo…
Así... lento despido el año. Le doy tiempo para que me diga adiós, me da tiempo para que le dé un beso de despedida y le diga "hasta siempre".
Se termina un año más que, valga la redundancia, no lo fue.
Año de cambios, de errores, de aciertos, de risas, de lágrimas.
365 días de felicidad, porque pese a los descontentos siempre hubo algo que rescatar y que resultó positivo.
Sólo unas breves líneas para agradecer todo lo que vivi este año, abrazar a las personas que estuvieron y siguen estando, esperar con anhelo que nunca me olviden las que ya no lo están, y desear que el año que se acerca sea igual o mejor que este que nos deja para no volver.
Cada persona, cosa, hecho que pasaron por mi 2010, GRACIAS.
Nada más.
Desde chica me enseñaron a ser agradecida con la vida por las cosas que uno tiene, y por las que no tiene también porque son esas cosas las que nos hacen tener sueños, anhelos, esperanza.
Por eso, le agradezco a la vida por darme la oportunidad de vivir.
Estar rodeada de cosas y personas maravillosas.
Gracias por un 2010 inolvidable.
Ser delicado y esperar, dame tiempo para darte todo lo que tengo…Espero haber tenido esa delicadeza y haberles dado ese tiempo. Yo puse (o intente hacerlo) lo mejor de mi.
El mejor fin de año,y felicidad y amor para el 2011!
jueves, 30 de diciembre de 2010
martes, 14 de diciembre de 2010
Cuando te conocí
Cuando te conocí ya no salías con el primero que te había abandonado. No vale la pena hablar de aquellos años pasados.
Cuando te conocí ya no salías con aquel chico casado que te prometía que la dejaría y todavía no se había divorciado.
Cuando te conocí salías con un amigo de los pocos que tenías, eras lo mejor de su vida pero fuiste lo mejor de la mía.
Cuando te conocí miré por un agujero en tus pantalones y dos años después ya tomabas todas las desiciones.
Cuando te conocí te reconocí por tus botas, y mientras tomabas tequila dejamos atrás dos almas rotas.
Cuando te conocí me dijiste que por mí no ibas a cambiar, ibas a seguir siendo igual, ibas a seguir siendo igual.
Y en el fondo es tan hondo mi dolor porque me voy, y no se puede cambiar de corazón como de sombrero sin haber sufrido primero.
Cuando te conocí ya no salías con el primero que te había abandonado. No vale la pena hablar de aquellos años pasados.
Cuando te conocí ya no salías con aquel chico casado que te prometía que la dejaría y todavía no se había divorciado.
Cuando te conocí salías con un amigo de los pocos que tenías, eras lo mejor de su vida pero fuiste lo mejor de la mía.
Cuando te conocí miré por un agujero en tus pantalones y dos años después ya tomabas todas las desiciones.
Cuando te conocí te reconocí por tus botas, y mientras tomabas tequila dejamos atrás dos almas rotas.
Cuando te conocí me dijiste que por mí no ibas a cambiar, ibas a seguir siendo igual, ibas a seguir siendo igual.
Y en el fondo es tan hondo mi dolor porque me voy, y no se puede cambiar de corazón como de sombrero sin haber sufrido primero.
Y en el fondo es tan hondo mi dolor porque me voy, y no se puede cambiar de corazón como de camisa sin perder la sonrisa.
Andrés Calamaro
martes, 24 de agosto de 2010
Memoria de mis putas tristes
Descubrí que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza. Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquinidad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuán poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodíaco.
Gabriel García Márquez
lunes, 2 de agosto de 2010
Toco tu boca

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Cuarto
¿Sanarás, hija? Te veo en esa cama, conectada a media docena de tubos y sondas, incapaz siquiera de respirar sin ayuda. Apenas te reconozco, tu cuerpo ha cambiado y tu cerebro está en sombra. ¿Qué pasa por tu mente? Háblame de tu soledad y tu miedo, de las visiones distorsionadas, del dolor de tus huesos que pesan como piedras, de esas siluetas amenasantes que se inclinan sobre tu cama, voces, murmullos, luces, nada debe tener sentido para ti; sé que oyes porque te sobresaltas con el sonido de un instrumento metálico, pero no sé si entiendes. ¿Quieres vivir, Paula? Pasaste la vida tratando de reunirte con Dios. ¿Quieres morir? Tal vez ya comenzaste a morir. ¿Qué sentido tienen tus días ahora? Has regresado al lugar de la inocencia total, has vuelto a las aguas de mi vientre, como el pez que eras antes de nacer. Cuento los días y ya son demasiados. Despierta, hija, por favor despierta...
Tercer Extracto
En las largas horas de silencio se me atropellan los recuerdos, todo me ha sucedido en el mismo instante, como si mi vida entera fuera una sola imagen ininteligible. La niña y la joven que fui, la mujer que soy, la anciana que seré, todas las etapas son agua del mismo impetuoso manantial. Mi memoria es como un mural mexicano donde todo ocurre simuntáneamente: las naves de los conquistadores por una esquina mientras la Inquisición tortura indios en otra, los libertadores galopando con banderas ensangrentadas y la Serpiente Emplumada frente a un Cristo sufriente entre las chimeneas humeantes de la era industrial. Así es mi vida, un fresco múltiple y variable que sólo yo puedo descifrar y que me pertenece como un secreto. La mente selecciona, exagera, traiciona, los acontecimientos se esfuman, las personas se olvidan y al final sólo queda el trayecto del alma, esos escasos momentos de revelación del espíritu. No interesa lo que me pasó, sino las cicatrices que me marcan y me distinguen. Mi pasado tiene poco sentido, no veo orden, claridad, propósitos ni caminos, sólo un viaje a ciegas, guíada por el instinto y por acontecimientos incontrolables que desviaron el curso de mi suerte. No hubo cálculo, sólo buenos propósitos y la vaga sospecha de que existe un diseño superior que determina mis pasos. Hasta ahora no he compartido mi pasado, es mi último jardín, allí donde ni el amante más intruso se ha asomado. Tómalo, Paula, tal vez te sirva de algo, porque creo que el tuyo ya no existe, se te perdió en este largo sueño y no se puede vivir sin recuerdos.
Paula - Isabel Allende
jueves, 1 de julio de 2010
Soy lo prohibido
Soy ese vicio de tu piel que ya no puedes desprender. Soy lo prohibido.
Soy esa fiebre de tu ser que te domina sin querer. Soy lo prohibido.
Soy esa noche de placer, la de la entrega sin papel. Soy tu castigo.
Porque en tu falsa intimidad en cada abrazo que le das sueñas conmigo.
Soy el pecado que te dio nueva ilusión en el amor. Soy lo prohibido.
Soy la aventura que llegó para ayudarte a continuar en tu camino.
Soy ese beso que se da sin que se pueda comentar.
Soy ese nombre que jamás fuera de aquí pronunciarás.
Soy ese amor que negarás para salvar tu dignidad.
Soy lo prohido.
miércoles, 21 de abril de 2010
Tu Susurro
La vida era un simulacro de lo real hasta que el viento trajo tu voz a mi habitación. Inesperada como tormenta en tiempo estival, como el olor a tierra mojada, llegó tu voz.
Entró un susurro por la ventana que estaba abierta de par en par. Eran días calurosos, tú gemías, yo tan solo. Tu suspiro traspasaba la pared. Quedé inmóvil, hechizado, creí haberme enamorado. No te vi yo, sólo te escuché.
Tu susurro atronador inundó mi casa, y me olvidé de todo, yo sólo te escuchaba. Me diste la vuelta a la cabeza como a un calcetín. Petrificado, te imaginé. Tu voz febril recorrió todos los muebles de la cocina, hizo temblar la ropa tendida, y sobre mi frente se fue a posar.
Aquel rumor sonaba a viejo abracadabra y removió las pelusas bajo la cama. Abrió mis libros, los cajones, mi corazón. Mientras ella amaba todo se paró. Y en la calle volaron todas las palomas, se desvanecieron las sombras, se detuvo toda la ciudad.
Así pasaron lentos los días de aquel verano. Pasaba el tiempo esperando volver a oír tu voz. No salía de casa por si llegaba tu canto. Y entre gemidos cristalizó nuestra relación. Imaginaba como serías mientras yo te escuchaba temblar. Sólo sé que yo te amaba, que tus jadeos me hablaban. Te convertiste en mi obsesión. No importaba aquel que hiciera estremecer tus caderas, yo sabía que yo era tu amor.
Tu susurro atronador inundó mi casa, y me olvidé de todo, yo sólo te escuchaba. Me diste la vuelta a la cabeza como a un calcetín. Petrificado, te imaginé. Tu voz febril recorrió todos los muebles de la cocina, hizo temblar la ropa tendida, y sobre mi frente se fue a posar.
Aquel rumor sonaba a viejo abracadabra y removió las pelusas bajo la cama. Abrió mis libros, los cajones, mi corazón. Mientras ella amaba todo se paró. Y en la calle volaron todas las palomas, se desvanecieron las sombras, se detuvo toda la ciudad.
Y de repente sin previo aviso no vino más a visitarme de cuando en cuando aquella voz. Perdido y solo ahora que haré yo sin mi solaz en esta celda sin ave que me cante al albor.
Pasaron los días y mi ventana abierta sigue de par en par. Llueva, nieve o truene yo te esperaré siempre. Sé que tus susurros han de regresar. A veces afino, en el silencio, mis oídos y creo escucharte sobre el murmullo de la ciudad.
Tu susurro atronador inundó mi casa, y me olvidé de todo, yo sólo te escuchaba. Me diste la vuelta a la cabeza como a un calcetín. Petrificado, te imaginé. Tu voz febril recorrió todos los muebles de la cocina, hizo temblar la ropa tendida, y sobre mi frente se fue a posar.
Aquel rumor sonaba a viejo abracadabra y removió las pelusas bajo la cama. Abrió mis libros, los cajones, mi corazón. Mientras ella amaba todo se paró. Y en la calle volaron todas las palomas, se desvanecieron las sombras, se detuvo toda la ciudad.
Tu Susurro - Ismael Serrano
Entró un susurro por la ventana que estaba abierta de par en par. Eran días calurosos, tú gemías, yo tan solo. Tu suspiro traspasaba la pared. Quedé inmóvil, hechizado, creí haberme enamorado. No te vi yo, sólo te escuché.
Tu susurro atronador inundó mi casa, y me olvidé de todo, yo sólo te escuchaba. Me diste la vuelta a la cabeza como a un calcetín. Petrificado, te imaginé. Tu voz febril recorrió todos los muebles de la cocina, hizo temblar la ropa tendida, y sobre mi frente se fue a posar.
Aquel rumor sonaba a viejo abracadabra y removió las pelusas bajo la cama. Abrió mis libros, los cajones, mi corazón. Mientras ella amaba todo se paró. Y en la calle volaron todas las palomas, se desvanecieron las sombras, se detuvo toda la ciudad.
Así pasaron lentos los días de aquel verano. Pasaba el tiempo esperando volver a oír tu voz. No salía de casa por si llegaba tu canto. Y entre gemidos cristalizó nuestra relación. Imaginaba como serías mientras yo te escuchaba temblar. Sólo sé que yo te amaba, que tus jadeos me hablaban. Te convertiste en mi obsesión. No importaba aquel que hiciera estremecer tus caderas, yo sabía que yo era tu amor.
Tu susurro atronador inundó mi casa, y me olvidé de todo, yo sólo te escuchaba. Me diste la vuelta a la cabeza como a un calcetín. Petrificado, te imaginé. Tu voz febril recorrió todos los muebles de la cocina, hizo temblar la ropa tendida, y sobre mi frente se fue a posar.
Aquel rumor sonaba a viejo abracadabra y removió las pelusas bajo la cama. Abrió mis libros, los cajones, mi corazón. Mientras ella amaba todo se paró. Y en la calle volaron todas las palomas, se desvanecieron las sombras, se detuvo toda la ciudad.
Y de repente sin previo aviso no vino más a visitarme de cuando en cuando aquella voz. Perdido y solo ahora que haré yo sin mi solaz en esta celda sin ave que me cante al albor.
Pasaron los días y mi ventana abierta sigue de par en par. Llueva, nieve o truene yo te esperaré siempre. Sé que tus susurros han de regresar. A veces afino, en el silencio, mis oídos y creo escucharte sobre el murmullo de la ciudad.
Tu susurro atronador inundó mi casa, y me olvidé de todo, yo sólo te escuchaba. Me diste la vuelta a la cabeza como a un calcetín. Petrificado, te imaginé. Tu voz febril recorrió todos los muebles de la cocina, hizo temblar la ropa tendida, y sobre mi frente se fue a posar.
Aquel rumor sonaba a viejo abracadabra y removió las pelusas bajo la cama. Abrió mis libros, los cajones, mi corazón. Mientras ella amaba todo se paró. Y en la calle volaron todas las palomas, se desvanecieron las sombras, se detuvo toda la ciudad.
Tu Susurro - Ismael Serrano
viernes, 9 de abril de 2010
Segundo Extracto
Para siempre... ¿Qué es eso, Paula? He perdido la medida del tiempo en este edificio blanco donde reina el eco y nunca es de noche. Se han esfumado las fronteras de la realidad, la vida es un laberinto de espejos encontrados y de imágenes torcidas. Hace un mes, a esta misma hora, yo era otra mujer. Hay una fotografía mía de entonces, estoy en la fiesta de presentación de mi reciente novela en España, con un vestido escotado color berenjena, collar y pulseras de plata, las uñas largas y la sonrisa confiada, un siglo más jóven que ahora. No reconozco a esa mujer, en cuatro semanas el dolor me ha transformado. Mientras explicaba desde un micrófono las razones que me llevaron a escribir El plan infinito, mi agente se abrió paso en el gentío para soplarme al oído que tú habías ingresado al hospital. Tuve el presentimiento feroz de que una desgracia fundamental nos había desviado las vidas. Cuando llegué a Madrid dos días antes, ya te sentías muy mal. Me extrañó que no estuvieras en el aeropuerto para recibirme, como siempre hacías, dejé las maletas en el hotel y, agotada por el esforzado viaje desde California, partí a tu casa donde te encontré vomitando y abrazada de fiebre. Acababas de regresar de un retiro espiritual con las monjas del colegio en el cual trabajas, cuarenta horas a la semana como voluntaria ayudando a niños sin recursos, y me contaste que había sido una experiencia intensa y triste, te abrumaban las dudas, tu fé era frágil.
-Ando buscando a Dios y se me escapa, mamá...
-Dios espera siempre, por ahora es más urgente buscar un médico. ¿Qué te pasa, hija?
-Porfiria - replicaste sin vacilar.
Desde hacía varios años, al saber que heredaste esa condición, te cuidabas mucho y te controlabas con uno de los pocos especialistas de España. Al verte ya sin fuerzas, tu marido te llevó a un servicio de emergencia, diagnosticaron una gripe y te mandaron de vuelta a casa. Esa noche Ernesto me contó que desde hacía semanas, incluso meses, estabas tensa y cansada. Mientras discutíamos una supuesta depresión, tú sufrías tras la puerta cerrada de tu pieza; la porfiria te estaba envenenando de a poco y ninguno de nosotros tuvo el buen ojo para darse cuenta. No sé cómo cumplí con mi trabajo, tenía la voluntad ausente y entre dos entrevistas de prensa corría al telefóno a llamarte. Apenas me dieron la noticia de que estabas peor cancelé el resto de la gira y volé a verte al hospital, subñi corriendo los seis pisos y ubiqué tu sala en ese monstruoso edificio. Te encontré reclinada en la cama, livida, con una expresión perdida, y me bastó una mirada para comprender cuán grave estabas.
-¿Por qué lloras? - me preguntaste con voz desconocida.
- Porque tengo miedo. Te quiero, Paula.
-Yo también te quiero, mamá...
Eso fue lo último que me dijiste, hija. Instantes después delirabas recitando números, los ojos fijos en el techo. Ernesto y yo nos quedamos a tu lado durante la noche, consternados, turnándonos la única silla disponible, mientras en otras camas de la sala agonizaba una anciana, gritaba una mujer demente e intentaba dormir una gitana desnutrida y marcada de golpes. Al amanecer convencí a tu marido que se fuera a descansar, llevaba varias noches en vela y estaba extenuado. Se despidió de ti con un beso en la boca. Una hora después se desencadenó el horror, un escalofriante vómito de sangre seguido de convulsiones; tu cuerpo tenso, arqueado hacia atrás, se agitaban en violentos espasmos que te levantaban de la cama, los brazos temblaban con las manos agarrotadas, como si intentaras aferrarte a algo, los ojos despavoridos, el rostro congestionado y babeante. Me lancé encima de ti para sujetarte, grité y grité pidiendo ayuda, la sala se llenó de gente vestida de blanco y me sacaron a viva fuerza. Recuerdo encontrarme de rodillas en el suelo, luego un bofetón en la cara. ¡Tranquila, señora, cállese o tendrá que irse! Su hija se encuentra mejor, puede entrar y quedarse con ella, me sacudió un enfermero. Traté de ponerme de pie, pero se me doblaban las piernas; me ayudarona llegar hasta tu cama y después se fueron, quedé sola contigo y con las pacientes de las otras camas, que observaban en silencio, cada una sumida en sus propios males. Tenías el color ceniza de los espectros, los ojos volteados hacia arriba, un hilo de sangre seca junto a tu boca, estabas fría. Esperé llamándote con los nombres que te he dado desde niña, pero te alejabas hacia otro mundo; quise darte de beber agua, te sacudí, me fijaste las pupilas dilatadas y vidriosas, mirando a través de mi hacia otro horizonte y de pronto te quedaste inmóvil, exangüe, sin respirar. Alcancé a llamar a gritos y enseguida intenté darte respiración boca a boca, pero el miedo me había bloqueado, hice todo mal, te soplé aire sin ritmo ni concierto, de cualquier modo, cinco o seis veces, y entonces noté que tampoco te latía el corazón y comencé a golpearte el pecho con los puños. Instantes más tarde llego ayuda y lo último que vi fue tu cama alojándose a la carrera por el pasillo hacia el ascensor. Desde ese momento la vida se detuvo para ti y también para mi, las dos cruzamos un misterioso umbral y entramos a la zana más oscura.
Paula - Isabel Allende
viernes, 12 de marzo de 2010
Primer extracto

¿Dónde andas, Paula? ¿Cómo serás cuando despiertes? ¿Serás la misma extraña mujer o deberemos aprender a conocernos como dos extrañas? ¿Tendrás memoria o tendré que contarte pacientemente los veintiocho años de tu vida y los cuarenta y nueve de la mía?
Dios guarde a su niña, me susurra con dificultad don Manuel, el enfermo que ocupa la cama a tu lado. Es un viejo campesino, operado varias veces por el estómago, que lucha todavía contra el estropicio y la muerte. Dios guarde a su niña, me dijo también ayer una mujer jóven con un bebé en los brazos, que se había enterado de tu caso y acudió al hospital a ofrecerme esperanza. Sufrió un ataque de porfiria hace dos años y estuvo en coma más de un mes, tardó un año en volver a la normalidad y debe cuidarse por el resto de sus días, pero ya trabaja, se casó y tuvo un niño. Me aseguró que el estado de coma es como dormir sin sueños, un misterioso paréntesis. No llore más, señora, dijo, su hija no siente nada, saldrá de aquí caminando y después no se acordará de lo que ha pasado. Cada mañana recorro los pasillos del sexto piso a la caza del especialista para indagar nuevos detalles. Ese hombre tiene tu vida en sus manos y no confío en él, pasa como una corriente de aire, distraído y apurado, dándome engorrosas explicaciones sobre enzimas y copias de artículos sobre tu enfermedad, que trato de leer, pero no entiendo. Parece más interesado en hilvanar las estadísticas de su computadora y las fórmulas de su laboratorio, que en tu cuerpo crucificado sobre esta cama. Así es esta condición, unos se recuperan de la crisis en poco tiempo y otros pasan semanas en terapia intensiva, antes los pacientes simplemente se morían, pero ahora podemos mantenerlos vivos hasta que el metabolismo funciona de nuevo, me dice sin mirarme a los ojos. Bien, si es así sólo cabe esperar. Si tú resistes, Paula, yo también.
Cuando despiertes tendremos meses, tal vez años para pegar los trozos rotos de tu pasado o mejor aún podemos inventar tus recuerdos a medida según tus fantasías; por ahora te contaré de mí y de otros miembros de esta familia a la cual las dos pertenecemos, pero no me pidas exactitudes porque se me deslizarán errores, mucho se me olvida o se me tuerce, no retengo lugares, fechas ni nombres, en cambio jamás se me escapa una buena historia. Sentada a tu lado observando en una pantalla las líneas luminosas que señalan los latidos de tu corazón, trato de comunicarme contigo con los métodos mágicos de mi abuela. Si ella estuviera aquí podría llevarte mis mensajes y ayudarme a sujetarte en este mundo. Has emprendido un extraño viaje por los médanos de la inconsciencia. ¿Para qué tantas palabra si no puedes oírme? ¿Para que estas páginas que tal vez nunca leas? Mi vida se hace al contarla y mi memoria se fija con la escritura; lo que no pongo en palabras sobre papel, lo borra el tiempo.
[...]
La escritura es una larga introspección, es un viaje hacia las cavernas más oscuras de la consciencia, una lenta meditación. Escribo a tientas en el silecio y por el camino descubro partículas de verdad, pequeños cristales que caben en la palma de una mano y justifican mi paso por este mundo.
[...]
Desde que enfermaste sólo me alcanzan las fuerzas para acompañarte, Paula. Llevas un mes dormida, no sé cómo alcanzarte, te llamo y te llamo, pero tu nombre se pierde en los vericuetos de este hospital. Tengo el alma sofocada de arena, la tristeza es un desierto estéril. No sé rezar, no logro hilar dos pensamientos, menos podría sumergirme en la creación de otro libro. Me vuelco en estas páginas en un intento irracional de vencer mi terror, se me ocurre que si doy forma a esta devastación podré ayudarte y ayudarme, el meticuloso ejercicio de la escritura puede ser nuestra salvación. Hace once años escribí una carta a mi abuelo para despedirlo en la muerte, este 8 de enero de 1992 te escribo, Paula, para traerte de vuelta a la vida.
Isabel Allende - "Paula"
viernes, 19 de febrero de 2010
La única excepción
When I was younger I saw my daddy cry and cursed at the wind he broke his own heart and i watched as he tried to reassemble it.
[Cuando era joven, vi a mi papá llorar y en el maldito viento él rompio su propio corazón, y vi como él trato de arreglarlo]
And my momma swore that she would never let herself forget and that was the day i promised Id never sing of love if it does not exist..
[Y mi mamá juró que ella nunca se dejaría olvidar. Y ese era el día en que prometí que nunca cantaría al amor, si no existe..]
But darling,You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception.
[Pero querido, tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción.]
Maybe i know, somewhere deep in my soul that love never lasts and we've got to find other ways to make it alone or keep a straight face.
[Tal vez sé, en algun lugar profundamente en mi alma, que aquel amor nunca dura y tenemos que encontrar otros caminos para hacerlo solos o mantener una cara directa]
And i've always lived like this keeping a comfortable, distance and up until now I had sworn to myself that i was content with loneliness.
[Y yo siempre vivía asi, cuidada de un comodo, distanciada y hasta ahora me habia jurado a mi misma que estaba contenta con la soledad]
Cos none of it was ever worth the risk, but...You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception.
[Ninguna compañía merece el riesgo, pero... Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción.]
I've got a tight grip on reality but i can't let go of what's in front of me here I know your leaving in the morning, when you wake up leave me with some proof its not a dream.
[Tengo un apretón apretado en realidad. Pero no puedo dejar ir lo que esta frente a mí, aquí conozco tu salida en la mañana, cuando te maquillas. Déjame con una prueba de que no es un sueño.]
You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception.You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception.
[Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción.]
And I'm on my way to believing it. Oh, And I'm on my way to believing it.
[Y estoy en mi camino, al creer en esto. Oh, estoy en mi camino, al creer en esto.]
[Cuando era joven, vi a mi papá llorar y en el maldito viento él rompio su propio corazón, y vi como él trato de arreglarlo]
And my momma swore that she would never let herself forget and that was the day i promised Id never sing of love if it does not exist..
[Y mi mamá juró que ella nunca se dejaría olvidar. Y ese era el día en que prometí que nunca cantaría al amor, si no existe..]
But darling,You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception.
[Pero querido, tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción.]
Maybe i know, somewhere deep in my soul that love never lasts and we've got to find other ways to make it alone or keep a straight face.
[Tal vez sé, en algun lugar profundamente en mi alma, que aquel amor nunca dura y tenemos que encontrar otros caminos para hacerlo solos o mantener una cara directa]
And i've always lived like this keeping a comfortable, distance and up until now I had sworn to myself that i was content with loneliness.
[Y yo siempre vivía asi, cuidada de un comodo, distanciada y hasta ahora me habia jurado a mi misma que estaba contenta con la soledad]
Cos none of it was ever worth the risk, but...You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception.
[Ninguna compañía merece el riesgo, pero... Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción.]
I've got a tight grip on reality but i can't let go of what's in front of me here I know your leaving in the morning, when you wake up leave me with some proof its not a dream.
[Tengo un apretón apretado en realidad. Pero no puedo dejar ir lo que esta frente a mí, aquí conozco tu salida en la mañana, cuando te maquillas. Déjame con una prueba de que no es un sueño.]
You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception.You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception. You, are, the only exception.
[Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción. Tú eres la única excepción.]
And I'm on my way to believing it. Oh, And I'm on my way to believing it.
[Y estoy en mi camino, al creer en esto. Oh, estoy en mi camino, al creer en esto.]
sábado, 13 de febrero de 2010
Pensar
Justo en este momento, con tanto calor de por medio, me dieron ganas de enterrar la mano en un montón de arena húmeda, escuchando al mar, a la gente, a la nada. Contemplar un lugar infinito. Sentarme tranquila y pensar.
¡Que loco! Últimamente una de las cosas que más hice y por la que más me quejé, fue pensar. Es que llega un punto en que me agota… y ahora, solo tengo ganas de eso, de pensar, de exprimirme el cerebro… tal vez hasta sea provocado por el estado de aburrimiento y de pronto derretimiento en el que me encuentro (36º C de sensación térmica es demasiado calor para este cuerpo débil).
Pensar.
Soy como una figurita repetida: cada vez que solo necesito eso o que tengo miedo, escribo. Y siento que caigo siempre en lo mismo: mareos, pánico, sustos, confusiones, y mis tan amados remolinos, con los cuales a medida que pasan los años me siento cada vez más identificada. ¡Y ojo! No es que me guste estar o ser así, simplemente me sale. En este tipo de momentos me convierto en esto, o en eso, no sé. Soy un remolino. O más bien un gran signo de pregunta ? Miles de preguntas, siempre y sin respuesta.
Y así, cambiando, llego a ser alguien que nunca fui y que jamás creí ser. Algo pasa: no me reconozco y, créanme, no es de mi agrado que esto pase. O al menos no de esta forma.
Quizás sea normal, simplemente son cambios a los que hay que adaptarse, una nueva etapa. Crecer carajo. ¿Pero si mientras tanto hago algo mal? Bah… algo más. Otro paso mal dado. “Lo hecho, hecho esta” y no hay con que darle…
Pero qué pasa si no me siento bien; qué pasa cuando te sentís así, como yo, que no me entiendo, que no hay forma. No me sale.
No te conoces, y si uno mismo no se conoce, fue! Nadie va a poder decirte como sos. O al menos sé que a mi no me va a dejar conforme (es bueno tener la certeza de que ALGO SÉ).
Voy a dos por hora y mi cabeza a mil… quiero pensar y dejar de hacerlo. Quiero dejarme llevar pero yo misma pongo la traba. De todas formas, tampoco se qué quiero hacer, así que con traba o sin ella, no logro avanzar. No puedo hacer nada.
¿Dónde es que estaba la tuerquita para desatornillar la cabeza del cuerpo?
Y ahora que pienso…me tendría que haber traído arena en una botellita…

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