sábado, 13 de febrero de 2010

Pensar

Justo en este momento, con tanto calor de por medio, me dieron ganas de enterrar la mano en un montón de arena húmeda, escuchando al mar, a la gente, a la nada. Contemplar un lugar infinito. Sentarme tranquila y pensar.

¡Que loco! Últimamente una de las cosas que más hice y por la que más me quejé, fue pensar. Es que llega un punto en que me agota… y ahora, solo tengo ganas de eso, de pensar, de exprimirme el cerebro… tal vez hasta sea provocado por el estado de aburrimiento y de pronto derretimiento en el que me encuentro (36º C de sensación térmica es demasiado calor para este cuerpo débil).

Pensar.

Soy como una figurita repetida: cada vez que solo necesito eso o que tengo miedo, escribo. Y siento que caigo siempre en lo mismo: mareos, pánico, sustos, confusiones, y mis tan amados remolinos, con los cuales a medida que pasan los años me siento cada vez más identificada. ¡Y ojo! No es que me guste estar o ser así, simplemente me sale. En este tipo de momentos me convierto en esto, o en eso, no sé. Soy un remolino. O más bien un gran signo de pregunta ? Miles de preguntas, siempre y sin respuesta.

Y así, cambiando, llego a ser alguien que nunca fui y que jamás creí ser. Algo pasa: no me reconozco y, créanme, no es de mi agrado que esto pase. O al menos no de esta forma.

Quizás sea normal, simplemente son cambios a los que hay que adaptarse, una nueva etapa. Crecer carajo. ¿Pero si mientras tanto hago algo mal? Bah… algo más. Otro paso mal dado. “Lo hecho, hecho esta” y no hay con que darle…

Pero qué pasa si no me siento bien; qué pasa cuando te sentís así, como yo, que no me entiendo, que no hay forma. No me sale.

No te conoces, y si uno mismo no se conoce, fue! Nadie va a poder decirte como sos. O al menos sé que a mi no me va a dejar conforme (es bueno tener la certeza de que ALGO SÉ).

Voy a dos por hora y mi cabeza a mil… quiero pensar y dejar de hacerlo. Quiero dejarme llevar pero yo misma pongo la traba. De todas formas, tampoco se qué quiero hacer, así que con traba o sin ella, no logro avanzar. No puedo hacer nada.

¿Dónde es que estaba la tuerquita para desatornillar la cabeza del cuerpo?

Y ahora que pienso…me tendría que haber traído arena en una botellita…

No hay comentarios: